Pocos
restaurantes me producen esta ilusión cuando sé que voy a volver.
Es
una auténtica maravilla, es una casita austriaca a pie de pistas. De día se
puede tomar café o alguna comida cuando bajas esquiando la pista de St.
Christoph en la
estación St. Anton am Arlberg, de lo mejorcito de Austria sin
duda. Por la noche tienen carta y todos los miércoles tienen la noche de la
fondue, que es a la que vamos nosotros ya que la carta puede ser excesivamente
cara. La fondue está muy bien, la ternera ciertamente exquisita y las salsas
muy buenas. Además en ese ambiente con amigos se hace realmente agradable
compartir una fondue.
Mirad
las fotos. Son una maravilla, auténtico, tradicional, muy coqueto, un servicio
impecable a la vez que cercano, una chimenea en el centro del restaurante…, ah! y
que no me olvide, un tobogán al lado de la escalera para bajar al lavabo. Allí me siento realmente feliz.
Además
puedes visitar la bodega.
Nos dicen que es la bodega de vino Bordeaux más grande en el
mundo, fuera de Francia. Tienen unas 3.500 botellas y a todo tamaño.
El
vino al final es lo que sube el precio bastante. Pagamos más por el vino
realmente que por la propia cena, pero uno no puede ir allí y beber cerveza!
Como dice un amigo, una vez al año no hace daño. Y yo digo que ya sueño con volver
el año que viene un miércoles cualquiera de invierno a uno de mis lugares
favoritos.
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